– Alguna vez en tu vida habrás visto una puesta de sol-dice Él
– Por supuesto-contesta Ella
– ¿Y qué pensaste al mirarla?-le pregunta
– No lo recuerdo. Supongo que sentí la plenitud del momento, la belleza de los colores fusionados en mi piel…
– ¿Y qué más?– se gira hacia ella, ella hace una mueca, Él, acariciándola con su mano derecha, le sonríe a ese momento de intimidad. Ella calla, disfruta de la caricia. Él continúa: –¿La belleza es lo único que te importa?
Ella, a sabiendas de la referencia, sonríe, se acerca a Él para notar su contacto, levanta su rostro y lo besa cálidamente, al separarse, despacio porque el tiempo es infinito para ellos, susurrando en sus labios, dice:
–¿Y qué otra cosa hay?