Son las 8:00 de la mañana y tus vacaciones han terminado. Te levantas de la cama odiando la vida y arrastras los pies hasta el lavabo como si llevaras años en coma y hubieras olvidado cómo caminar. Observas tu imagen en el espejo y maldices que hoy no sea festivo.
Te metes en el metro y te sientes misántropo. Odias al que se abraza a la barra central del vagón dejándote a merced de la velocidad, odias a las señoras que se amontonan como gaviotas en el andén esperando para entrar como si no hubiera mañana, odias haber salido duchadito de casa y estar sudando como si estuvieras en un desierto muy tocho en agosto. Odias.
En el trabajo tu ánimo no mejora. ¡Claro! ¿Cómo va a mejorar si estás trabajando en lugar de que te haya tocado la Lotería? Hoy va a ser un día de mierda…
¿Te has…
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